Cómo era la ciudad a finales del siglo XVIII
Pedro Celestino Díaz Domínguez abogado, poeta y orador, ve la luz de su tercera edición de la Guía del Viajero en Querétaro, y retrata una ciudad con un número de habitantes de 27,580.
En su libro menciona que se tienen 4,743 fincas urbanas, distribuidas en diez cuarteles, divididos en ciento cincuenta y cinco manzanas.
La distribución de acuerdo a la memorias queretanas
«Tiene veintiún templos, servidos por ochenta y cinco eclesiásticos, pertenecientes todos al culto católico. Por término medio se consumen en Querétaro, en un año, 84,000 fanegas de maíz, 10,000 de frijol, 53000 de garbanzo, 9,000 tercios de trigo 5,000 de cebada y 3,000 arrobas de chile».
«El comercio de la ciudad se forma de 4 cajones de ropa extranjera, 24 de ropa del país, 7 de mercería, 62 tiendas de abarrotes, 44 mixtas, 131 tendajones, 11 vinaterías, 6 dulcerías, 2 ferreterías, 2 tlapalerías, 14 pulquerías, 27 carnicerías, 3 casas de comisiones, 6 expendios de harinas, 71 de maíz, 7 de velas de sebo, 10 de jabón, 2 de hilados y tejidos de algodón, 13 de tabacos labrados, 6 de sombreros finos, 4 de pieles, 9 de fierros viejos, 3 de jarcia, 3 de madera,7 de pasturas y 1 de libros: total de giros mercantiles, 476».
Se encuentran, dice el escrito, «distribuidas en la ciudad treinta fuentes públicas, todas con agua limpia y surtidas por quinientas pajas de ese líquido, repartidas entre ellas».
«Existen en la población cincuenta y tantos abogados, 14 escribanos, 5 agentes de negocios, 10 ingenieros, 9 médicos, 14 farmacéuticos, 9 corredores y 10 obstetras.»
Hasta aquí el recuento de algunas memorias queretanas.
Guía del Viajero en Querétaro (1881)
De Lic. Celestino Díaz
Foto: Templo de la Cruz, testigo del crecimiento y evolución de la capital.
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