Voces del Tepetate
14/08/2022
Al tío Jesús se le tenía en casa por loco.
Un día se compró un terreno lejos de la población y allá construyó su casa.
Sembraba.
Según él, cabrón y medio, como san Francisco, habla las lenguas de la naturaleza.
Ayuda, veterinario práctico, a parir las vacas.
Introduce su mano con un nudo en la vagina; ata a la pezuña la paleta de la nueva ternera o becerro.
Los jugos, las contracciones del parto, la pelambre resbaladiza, como pasto húmedo, hacen patinar el brazo, dentro del útero.
Consuela con requiebros amorosos, en el trabajo de parto, a las parturientas.
Además, le gusta agarrar las víboras escamosas.
Así sean de cascabel, acude como a una fiesta; en cuclillas junto al reptil empieza a bailar su izquierda al tiempo que la derecha ¡záz…! aprisiona del cuello.
-¡Cuando vean una, echen un grito; llamen, no sean culebras…!
En su travesía, la serpiente mano de metate, igual que la cabeza de un pez rueda sobre sí misma. En su brazo velludo al instante, se enredan los anillos sinuosos.
De la tierra profunda, saca una lagartija: con el dedo cuarteado, rasca la trompa del mini-saurio; abre la dentada boca. Y así, del lóbulo de su oreja, cuelga en vistosa arracada…
Extrae de su morral otra de axilas rojas; cola abajo, en principesca pendiente con las extremidades abiertas; con el mismo sistema, engulle la iguanodonta desnuda en su oreja.
Por Florentino Chávez Trejo
Voces del Tepetate
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