Remembranzas de mi pueblo
16/10/2024
La yerba de pericón que mi tío Salvador «El chaparro» Torres usaba para curar aguardiente y que desde las cuatro de la mañana vendía en topos a los mineros, en la casa ubicada en la plaza La Joyita, ayudaba a aquellos trabajadores a aguantar la jornada. Todos ellos en ayunas, ingerían aquel «saltapatrás”, y tomaban energía para emprender las dos horas de caminata que se hacía hasta la mina de La Barranca o bien, la Mina Grande o Las Maravillas, que se trabajaban en la zona de San Cristóbal, alistándose para hacer su faena de cargar piedra en costales y utilizando el mecapal, hacían la tarea, LA TONELADA.
Esa era la cantidad de mineral que debían sacar de las entrañas de la tierra y para hacerlo, ahora comprendo, ¡solo estando «sarazos»! De estas vivencias, ya pasaron muchas décadas.
Ahora en mi pueblo, Mineral de San Joaquín, ya no se vende ese aguardiente artesanal curado con pericón, pero si se puede conseguir la bebida de espíritus, guardado en los viejos estantes de madera de alguna tiendita de la localidad. Los espíritus prácticamente sirven para lo mismo, porque recuerda que detrás de una espantosa cruda, está una fabulosa peda.
Parientes serranos me han dicho que la flor de pericón -también llamado yerbanís– es utilizado como té y como aromatizante junto con el tequesquite para cocer los elotes.
Interesante siempre será conocer las bondades de la naturaleza y las costumbres de un pueblo.
Foto Mineros de San Joaquín, en 1972.
Les saludo con afecto desde el fresco San Joaquín, J. Rogelio Ledesma Torres.
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