¿Te dedicas o quieres dedicarte a estudiar este tipo de instrumentos?
Por: Armando Plancarte* 16/07/2022
De ser así, aquí te damos unos consejos prácticos para su adquisición y mantenimiento. Si tienes alguna duda, tu maestro de instrumento o tu laudero (experto en construcción, restauración y ajuste de instrumentos de cuerdas) te pueden ayudar.
Si vas a comprar un instrumento: Evita comprar uno hecho de madera laminada (triplay). Un instrumento funcional debe estar hecho de madera sólida: los laminados no suenan adecuadamente y su tapa suele vencerse eventualmente. En los contrabajos, una opción económica puede ser con el fondo plano de triplay y la tapa de madera sólida.
Consulta con tu maestro qué tamaño de instrumento requieres. Cuando no se utiliza el tamaño adecuado, sobre todo en el caso de los niños, puede haber molestias e incluso lesiones por una mala postura.
Ajuste: Es necesario que lleves tu instrumento con un laudero para que lo revise y eventualmente lo ajuste, a fin de que quede más cómodo de tocarse y suene a su máximo potencial. En un instrumento de fábrica casi siempre es necesario cambiar el puente y el alma, así como revisar las clavijas, el diapasón y la cejilla. Un instrumento bien ajustado facilita el proceso de enseñanza-aprendizaje, y viceversa.
Con base en tus progresos, puedes adquirir un instrumento de mejor calidad.
Consejos de laudería
Si ya tienes tu instrumento ajustado, debes cuidar sobre todo los siguientes aspectos:
Puente: Revisa periódicamente que el puente esté derecho, perpendicular al plano de la tapa. Si está inclinado, tu maestro podrá ayudarte a enderezarlo. Un puente derecho transmite mejor las vibraciones y dura mucho más tiempo que uno que se ha inclinado.
Limpieza: Después de tocar, procura limpiar en seco la brea (colofonia) que cayó en el área del puente, pues de lo contrario ésta se puede pegar -o incluso incorporar- al barniz y después será sumamente difícil retirarla. Utiliza esporádicamente un limpiador especial para instrumentos de arco. Evita usar gasolina blanca, aceites u otras sustancias, pues pueden desgastar el barniz o contaminarlo.
Humedad y temperatura: Procura mantener tu instrumento en un lugar adecuado. La resequedad, la humedad y el calor pueden hacer que el instrumento se despegue o que incluso sufra una fractura espontánea. La cola empleada en laudería está hecha de proteínas animales que pueden degradarse en condiciones extremas.
Arco: Si usas mucho tu arco, debes mandarlo a encintar (cambiar sus cerdas) cada seis meses. Si lo usas moderadamente debes encintarlo cada año. Las cerdas del arco (cola de caballo) se desgastan con el uso, provocando la pérdida de agarre. Por lo general, sólo conviene encintar un arco cuando éste es de una calidad aceptable, pues a veces el encintado es más caro que un arco
económico. Recuerda aflojar tu arco cuando no lo uses, para que la vara no se venza, y no tocar las cerdas con las manos, para no ensuciarlas y se pierda agarre.
Alma: Consulta con tu laudero cuándo será necesario cambiarle el alma a tu instrumento, para que siempre tenga soporte la tapa y así evitar posibles deformaciones.
Y por último, ¿sabes qué cuerdas debes usar en tu instrumento? Lo descubrirás según tu gusto, tus necesidades y tu presupuesto. Esta información te puede ser de utilidad:
Existen tres tipos de cuerdas (según el tipo de su núcleo): de tripa, de metal y de materiales sintéticos. En ese orden aparecieron. Las cuerdas de tripa producen un sonido muy dulce, pleno de armónicos y que corre muy bien, pero son muy caras, muy sensibles a los cambios de temperatura y de humedad, y duran muy poco. Las cuerdas de metal producen un sonido fuerte, son duraderas, relativamente económicas y resistentes a los cambios ambientales, pero su sonido puede ser demasiado brillante y son muy tensas.
Las cuerdas de materiales sintéticos tratan de emular las características de las cuerdas de tripa, pero con mayor estabilidad, mayor duración y menor precio.
Afinar un instrumento de arco no es fácil: si aún no sabes cómo hacerlo pide ayuda a tu maestro, eso evitará que rompas cuerdas. Recuerda: cuando cambies las cuerdas, hazlo de una en una, para evitar que se vaya a caer el alma.
Y ahora, disfruta el bello sonido de tu violín, viola, contrabajo o violonchelo que seguramente te traerá grandes satisfacciones.
- El autor es egresado de la Escuela de Laudería INBA y dirige el Taller ViolinArt.
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