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Momentos en la educación -Blog

La propuesta constitucionalista en Querétaro

El rincón de la reflexión

22/06/2022

Hace poco más de cien años, quienes habían participado en el movimiento revolucionario estaban buscando un cambio en el rumbo del país. Los constitucionalistas, que fueron el bando triunfador, comenzaron un programa de reformas que querían que calaran hondo entre la población. Entre el cúmulo de cambios propuestos los relacionados con la educación fueron muy importantes. En el caso de Querétaro, Federico Montes realizó un conjunto de decretos tendientes a modernizar la educación para educar a la población en la línea que, en ese momento, se consideraba como la deseable.

¿Cuál era esa línea?, ¿Cuáles las modificaciones propuestas para la educación?

Los constitucionalistas, en su afán por distinguirse del período que les precedía, señalaban que la educación porfirista había sido insuficiente pues no había sacado al país del atraso ni lo había sumado al progreso, por ello, había que transformar las instituciones educativas, los medios y los fines. En el primer rubro, por ejemplo, se desapareció el antiguo Colegio Civil pues se consideró que la formación universitaria no era tan importante y que quienes quisieran cursarla podían hacerlo en la Ciudad de México. A los alumnos que quisieran seguir este camino, se les apoyaría con una beca, pero estaban limitadas.

Dada la desaparición de tan importante institución, en la localidad solo habría educación preparatoria, para lo cual se reformaron los planes de estudio. Sin embargo, tampoco esta formación era tan importante pues, como señalan las exposiciones de motivos de diversos decretos, lo más importante para el país era proporcionar urgentemente trabajadores que contribuyeran al mejoramiento de la industria.

Para ello, se creó una escuela industrial con un área comercial. A la escuela industrial se podía acceder al término de la educación primaria elemental y ahí se estudiaban oficios que, según la autoridad, eran muy importantes para activar la economía y proporcionar un modo honesto de vida a los varones, pues a ellos iba encaminada esta medida. La opción comercial requería que los estudiantes terminaran la primaria superior y terminaban como contadores privados. También se reformó la educación normal pues la idea era formar profesores aptos para la instrucción de los niños, acordes con los ideales revolucionarios que tendían a crear una educación popular, nacionalista, laica y gratuita. La última de las grandes reformas educativas fue la creación de una gran biblioteca pública pues se debía incentivar la lectura como espacio de formación. Tal biblioteca se formó con colecciones de diversos conventos y de particulares y se estableció en el que era el templo de San José de Gracia.

Estas medidas, que en la teoría tendían al engrandecimiento de la población y de la patria, en la práctica fueron recibidas con ciertas suspicacias. El hecho de que se hubieran cancelado los estudios profesionales fue una afrenta y en nada ayudó a incrementar los niveles educativos, por el contrario, sólo unos cuantos pudieron acceder a una formación profesional, todos ellos miembros de una élite, lo que permitió, en cierto sentido, mantener el estatus quo anterior a la revolución.

Hoy en día, estamos viviendo otras reformas. A un siglo de distancia, los objetivos parecen ser los mismos pues no hemos logrado alcanzar las promesas de la revolución. ¿Qué diremos de estos cambios en el programa educativo dentro de cien años?

Oliva Solís Hernández (FCPyS-UAQ)

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