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Sobre la crisis

A dos años de la pandemia -Blog

Reflexión de lo ocurrido

Oliva Solís (FCPyS-UAQ) 19/03/2022

Han pasado ya dos años de que en México inició la pandemia. En este lapso de tiempo, muchas cosas han acontecido que debieran ser motivo para la reflexión.

Primero, lo que supone el haber vivido la restricción de la movilidad y entrar en el encierro, el cual ha sido muy diferente para todos y todas. Si revisamos las estadísticas veremos que las afectaciones producidas por la cuarentena van desde el cierre de negocios hasta el incremento de la violencia intrafamiliar, pasando por la pérdida de empleos, la precarización de las economías, el desgaste emocional y el incremento de depresiones y suicidios.

A estas condiciones, que se pueden presentar solas o acompañadas, habría que añadir la angustia y el dolor que padecieron quienes tuvieron enfermos por covid en cualquiera de las olas que hemos padecido.

El principio de la pandemia

Al inicio, conocíamos poco de la enfermedad, luego, algo fuimos aprendiendo, pero lo que todavía no sabemos con claridad son las secuelas que ella nos dejará. Ahora hablamos del covid largo, de los rastros que deja y van desde la pérdida de capacidad pulmonar hasta el cansancio, pérdida de memoria, alteraciones en los ciclos menstruales, males cardiacos, entre otros. Nada de eso sabíamos al inicio y ahora lo estamos descubriendo.

Desafortunadamente, las enfermedades que nos acechan no se quedan en el covid. La pandemia ochentera (el VIH-Sida) volvió a mostrar su presencia a través de los rostros de quienes la padecen y no tienen acceso a los medicamentos, así como tampoco lo tienen los niños que padecen cáncer, las otras vacunas que no se surtieron o los miles de medicamentos que no llegan a los centros médicos para surtir los millones de recetas que han quedado sólo en eso: en recetas.

Pero en dos años, además del covid, hemos padecido otras pandemias: la desinformación, la pérdida de credibilidad en relación a los discursos y la retórica que unos y otros usan para defender sus posiciones políticas, ideológicas o económicas. La infodemia es pan nuestro de cada día y la verdad, si es que existe, queda diluida entre los datos y los otros datos.

Más situaciones perjudiciales

La epidemia de la violencia es otro de los males que padecemos. No es de hoy, pero en los últimos años se ha agravado sin que veamos por dónde se puede actuar para disminuirla. Homicidios, desapariciones, feminicidios, violaciones, acosos, van en aumento, igual que la cólera, desesperación, frustración, de quienes han sido víctimas y no encuentran eco en las instituciones para acceder a la justicia.

La violencia, que permea de muchas formas nuestras vidas y que se reproduce a través de los medios de comunicación, se manifestó, cruelmente, en el contexto de un partido de fútbol. Con lo ocurrido en La Corregidora, vemos la punta del iceberg, pero no debemos quedarnos ahí si queremos hacer algo al respecto. Habrá que bucear en las profundidades para encontrar las múltiples raíces de la violencia estructural, entre otras, las formas en que, como varones, por ejemplo, se construye la masculinidad y se entiende la idea de la igualdad o la otredad.

A la violencia y las enfermedades entre ellas la pandemia, habrá que añadir la crisis económica que nos aqueja. Para los que nacimos en los años sesenta o setenta, las crisis han sido una constante, pero en términos macroeconómicos, para las clases medias y altas, alguna estabilidad se había logrado. Ahora, eso se ha perdido. Vemos de nueva cuenta cómo crecen los precios de los productos básicos, la gasolina, el gas, la electricidad, el transporte y, por supuesto, los pobres. Todo va hacia arriba, menos los salarios.

Los conflictos mundiales además de la pandemia

Y por si todo esto fuera poco, estalla la guerra, una guerra que se libra a miles de kilómetros de nosotros, pero que nos toca de muchas formas: bélicas unas, económicas, políticas y morales otras. La guerra en Ucrania nos ha vuelto a la sensación de la guerra fría: en cualquier momento se pueden usar las bombas atómicas y la existencia planetaria estaría en riesgo.

La guerra, nos ha mostrado muchos rostros, tanto los de la ambición como los de la solidaridad. El enfrentamiento en La Corregidora nos mostró escenas de barbarie, pero también de conmiseración entre aquellos y aquellas que se atrevieron a cuidar, proteger o defender a otros de la violencia.

La carencia de medicamentos nos ha mostrado la capacidad de agencia de los actores sociales: la organización y la perseverancia son cualidades dignas de imitar. Las mujeres y las feministas nos han mostrado que el reconocimiento de los derechos es el producto de largas luchas y las marchas son sólo una muestra de todo el accionar de los diversos grupos de mujeres que combaten por justicia, por recuperar a los suyos, por encontrar a sus muertos y muertas.

En estos dos años, la vida nos ha brindado numerosos casos para actuar y reflexionar. ¿Qué hemos aprendido en este lapso de tiempo de nosotros como personas, de nuestras familias o de nuestra sociedad?

Oliva Solís Hernández

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