De tamales y Candelaria -Blog

Remembranzas de mi pueblo

11/02/20223

Que si los 40 días después del nacimiento del niño y la purificación de la Virgen; que si el viejo Simeón encendió las velas en el templo; que si el inicio de la temporada de siembras en nuestro país. Lo cierto de todo esto es que, es una conjunción de actos para culminar, comiendo tamales.

Era la costumbre acudir a la iglesia en el Mineral de San Joaquín, estrenando las prendas de vestir que nos habían traído los santos reyes, para ir a la bendición de los niñodios. El cura era acompañado de dos acólitos, e iniciaba repartiendo entre la gente, con la cetra llena de agua bendita y con el hisopo, una buena rociada de agua.

En la misma ceremonia se realizaba la bendición de la semilla. Las mejores mazorcas de maíz, elegidas de la cosecha anterior eran llevadas para impartirles la bendición, esperando los tiempos para una buena siembra. Recuerdo las parafinas, porque como no hay más cera que la que arde, era la vela bendita la que se encendía en días de tormenta eléctrica y granizo.

Al final de cuentas y como lo que no mata engorda, en el día de la Candelaria debe saldarse la deuda contraída el día de reyes, al partir la rosca y salir agraciado con el famoso monito.

Esta deuda pagana se salda con llevar los tamales, ya sea a tu casa o trabajo, para dar fin al maratón Guadalupe Reyes, no sin antes pasar el bocado de tamal con por lo menos, un jarro de buen atole, con la orden de «uno de verde , otro de rajas con queso y si acaso alguno de dulce«.

Tamales hay de diferentes estilos, desde el prehistórico Zacahuil, original de la huasteca, que dicen los que saben, era relleno de carne humana. Riquísimos son los yucatecos y oaxaqueños, los de Chiapas con su pieza de pollo, las corundas y uchepos en el vecino Michoacán, los norteños con frijoles fritos o en Nayarit con camarón, pasando por los de elote en Sinaloa, las chanclas en Pedro Escobedo, en Querétaro y ahora hasta tamales veganos.

Eso si, los mejores tamales serán siempre, los que se degustan en torno a una amena reunión con gente querida y calor de hogar. Yo, le entro a todos.

Con el gusto de compartir añoranzas de mi pueblo, les saludo con aprecio.

J. Rogelio Ledesma Torres