Calaverita -Blog

Voces del Tepetate

01/11/2022

Llevaba siglos vagando.
En un panteón.
Los camposanteros la ponían
con otras, o en algún rincón.
Y otra vez aparecía.

Causando admiración y asustando gente.

Y un día se asomó a la calle y
quedó impresionada.
_ ¿ ¡
No vio casas de adobes.
Lodo en la calle.
Gallinas y cerdos vagando.
Ahora las casas eran enormes y
de materiales extraños.
Autos ruidosos pasaban
echando smog que hacía toser
y cerrar los ojos a las personas…

Gritos de ambulancias, de bomberos, de patrullas,
anunciaban crímenes y tragedias.

Y curiosa se fue a recorrer,
la ahora ciudad.
A veces saltando y corriendo
para no ser atropellada.
¡Aquel era un mundo muuuy
diferente al que había conocido!

En la que había sido su calle y
siempre había docenas de asnos
amarrados; ahora era estacionamiento,
de varios pisos, de autos.

Tiendas gigantes había por todos lados.
Farmacias. Restaurantes.
Cines. Casinos.

Vio personas hablando solas.
Drogándose. Peleándose.
Pidiendo limosna.

Estaba tras un poste cuando un
niño dijo a su mamá:

_ ¡Una calaverita!
_ ¡Dónde?
_ ¡Ahí, mira!
_ ¡Horrorrr, vámonos!
_ ¡Yo la quiero!
_ ¡Vámonos!
_ ¡Yo la quiero, yo la quiero!
_ ¡Acá te compro una!

Y lo cargó y lo llevó a un pequeño mercado, desolado.

Era dos de noviembre.
De 2020.
En México.
Día de muertos.
Muchas gentes traían cubre bocas.

Una epidemia terrible los acosaba.

Hallaron puestos de flores, de
tamales, de pan…
Y le compró una de dulce; pero
el niño seguía volteando hacía
atrás; tratando de ver aquella
que se le había hecho tan familiar.

Tan como él.
Tan como toda la gente.
Pero ésta iba ya de regreso.
A su panteón, decepcionada
por lo que había contemplado.
Y ahí seguiría por siglos.
Vagando.
Hasta que el cataclismo del
tiempo la devorara.

Como a todas las cosas.

Alfredo García Servín
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